DISCIPLINA, HONOR Y ABNEGACIÓN.
DISCIPLINA
Disciplina es la educación de la conducta. En una institución donde la vida de las personas depende de una orden, como en el caso de los Bomberos Municipales, es la primera palabra que debe aprenderse y la última que debe olvidarse, aplicándola a la calidad de trabajo que se desempeña.
El bombero necesita de una gran disciplina, pues de su actuación dependen la vida y bienes de muchas personas. Un hombre indisciplinado constituye un verdadero peligro, la complejidad del trabajo a realizar demanda una disciplina severa. Son muy pocos los trabajos en donde a un grupo de personas se les exige hacer tantas cosas simultáneamente; rápido pensamiento en la acción cuando las vidas y propiedades dependen de una orden, en donde los errores son, muchas veces, imposibles de corregir y en donde las personas se enfrentan a tantos peligros desconocidos, como en un cuerpo de bomberos.
Es por esta circunstancia que todo cuanto pueda decirse sobre la importancia de la disciplina, será insuficiente; más aún cuando nuestra organización depende de esta base fundamental para poder realizar una eficiente labor. El prestigio de un cuerpo de bomberos depende de su eficiencia y ésta depende de su disciplina.
Una de las primeras reglas de disciplina que debe aprenderse es que los reglamentos, las órdenes y disposiciones en vigencia, que emiten los organismos competentes, son para cumplirse y no para discutirse.
El incumplimiento de una orden o una infracción al reglamento o disposiciones vigentes, si pasa inadvertida o no se sanciona, servirá para que otros crean tener derecho para actuar igual, aún en aquellos casos en que la violación haya ocurrido en forma no maliciosa. Es por eso que el infractor debe ser objeto de una sanción para que la disciplina del servicio no se altere.
Fuera del servicio militar, no se sabe de otra profesión en que la disciplina sea algo tan necesaria como en los cuerpos de bomberos.
Un bombero que no quiera obedecer órdenes de un superior con prontitud y sin comentarios, debe ser separado del servicio.
Un bombero indisciplinado no es una garantía para la seguridad de sus compañeros, ni de la ciudadanía.
HONOR
Esta es otra de las virtudes que se les exige a todas las personas que aspiran a formar parte de nuestras filas. Una persona honorable es la que posee la cualidad moral que nos obliga al cumplimiento de nuestros deberes para con los demás y con nosotros mismos.
De tal forma, un bombero debe ser una persona que tenga bien definido el significado de esta virtud y lo ponga en práctica para el cumplimiento de su misión: salvar vidas.
Como primera instancia, es un honor pertenecer al Benemérito Cuerpo de Bomberos Municipales pues su principal objetivo es el servicio desinteresado para nuestros semejantes.
Esta palabra puede tener distintas formas de interpretación pero la que mas nos interesa es aquella que dice:
“EL HONOR ES LA CUALIDAD MORAL QUE NOS LLEVA AL MAS SEVERO CUMPLIMIENTO DE NUESTROS DEBERES, RESPECTO AL PRÓJIMO Y CON NOSOTROS MISMOS”
Así pues, el bombero debe ser una persona que reúna, entre las múltiples cualidades que se requieren de él, una muy orientada y ordenada visión del verdadero sentido del honor y su interpretación en las diferentes actuaciones de la vida.
Para todo bombero es un honor poder servir a la comunidad sin esperar nada a cambio, pues la mejor paga que puede recibir es la satisfacción que deja el deber cumplido.
ABNEGACIÓN
Una persona abnegada es la que sacrifica sus intereses a favor del prójimo. Indiscutiblemente ésta tendrá que ser una de las virtudes esenciales de todo bombero, sin ella es imposible pertenecer a una institución como la nuestra.
Es indiscutible que una persona abnegada no es aquella que se entrega de lleno a voluntades ajenas; una persona abnegada es la que sacrifica sus haberes y horas de descanso para servir a una causa con el noble propósito de salvar vidas y propiedades, como en el caso de los bomberos que sacrifican hasta su propia seguridad.
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