domingo, 21 de marzo de 2010

El origen de las procesiones de Antigua

Antigua Guatemala - Existe un debate sobre el origen de las procesiones de Semana Santa en Antigua Guatemala, ya que el historiador Miguel Álvarez expone que no surgen durante la Colonia, sino en el siglo XIX; pero el cronista antigüeño Enrique Berdúo defiende que descienden de las que se organizaban en la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, en el siglo XVI.
Foto  tomada en la 5a. avenida Sur,   Antigua, entre 1950 y 1960. 
Del fondo Pablo Sittler (Cirma). Foto de la década de 1960, facilitada por Saydeé Juárez, hija del 
fotógrafo que la tomó, Hugo Juárez. Miembros de la Hermandad de Santa Ana,  Antigua Guatemala, en la 
década de 1960. Fotografía de la Procesión  de las Once —iglesia de la Merced, 
Antigua—, tomada el Viernes Santo de 1924,  de la colección David 
Jickling, facilitada por el Centro de Investigaciones Regionales de 
Mesoamérica (Cirma).

Ambas personalidades coinciden en que la actual celebración de la Semana Santa en el país nació en el siglo XVI, cuando se establecen en el país las primeras cofradías y hermandades. Es cuando comenzaron a salir las procesiones.
Miguel Álvarez, director del Museo Nacional de Historia, refirió que después de los terremotos de Santa Marta, en 1774, por orden real la ciudad de Guatemala fue trasladada, y con ella el ayuntamiento, sus armas, patronos y prerrogativas. “El Gobierno, sus dependencias y los distintos grupos de poder, entre ellos las cofradías, se movieron al Valle de la Ermita”, explicó.
Al Centro Histórico
De esa manera, las cofradías y hermandades trasladaron también sus imágenes religiosas y continuaron con la agenda y ordenanzas que tenían en Antigua Guatemala.
Álvarez refirió que las procesiones eran parte de la institucionalidad de la ciudad, por lo que las hermandades viajaron con sus principales imágenes y liturgia, y celebraron las procesiones en los mismos días que acostumbraban hacerlo en la Ciudad de Santiago.
De acuerdo con el historiador, en la capital se encuentran ahora las advocaciones originales de la Colonia, como El Señor de Santo Domingo, Jesús de Candelaria, Señor de San José, Señor de la Cruz del Milagro.
Por ello, la Semana Santa que se celebraba en la Ciudad de Santiago fue trasladada al Centro Histórico capitalino. “La de origen colonial es llevada a la Ciudad de Guatemala de la Asunción, mientras que la de Antigua Guatemala, como se le llama a partir de 1799, se desarrolla con el resurgimiento de esa ciudad, con el advenimiento del café y la cochinilla”, expuso.
Según Álvarez, esos cultivos aceleraron el crecimiento poblacional y la prosperidad de las familias que no se habían mudado, quienes retomaron las tradiciones y rituales católicos.
Decimonónica
En Antigua Guatemala las procesiones se volvieron a celebrar, pero no con las imágenes originales, sino con aquellas que fueron dejadas después del traslado. “Estas son advocaciones coloniales, pero no de las que usaron en las procesiones originales. Es una semana decimonónica, del siglo XIX”, aseveró.
El experto explicó que de las actuales procesiones de Antigua Guatemala, la única advocación original que fue utilizada en procesión es la de San Bartolo. “Es una imagen del Señor de La Caída, que era utilizada como paso en la procesión de San Jerónimo, que fue convertida en Nazareno cuando fue llevada a la aldea San Bartolomé Becerra”, agregó.
Identidad propia
Álvarez manifestó que de esa cuenta surge una Semana Santa propia de Antigua Guatemala, que alcanza su magnificencia en el siglo XX. “Las procesiones de allí son atractivas por el fervor religioso que las acompaña, la belleza de la ciudad, y sus alfombras, que tienen un colorido extraordinario”, comentó.
El historiador expuso que esas procesiones tienen identidad o escuela propia, que se nota en la forma de cargar las andas, la indumentaria de los cucuruchos y otros aspectos. “A diferencia de la capital, el anda no deja de moverse, ni con el cambio de turno de los cargadores; los cucuruchos no utilizan horquilla para apoyarse, y el diseño de la túnica no tiene paletina”, enumeró.
Álvarez dijo que el traslado dejó vacío el centro de la ciudad, y quienes se quedaron vivían en la periferia. “Acomodan la liturgia católica, pero la Semana Santa colonial se mueve con el traslado”, aseguró.
Otra versión
Enrique Berdúo, cronista reconocido por la municipalidad antigüeña, argumentó que las procesiones de Antigua Guatemala vienen en línea directa de las originales, ya que cuando fue el traslado al Valle de la Ermita, la Ciudad de Santiago de los Caballeros no quedó despoblada, pues muchos vecinos se negaron a marcharse.
Refirió que la Audiencia exigió el abandono de la ciudad, pero no quedó desierta, y la única institución que permaneció con los vecinos que se quedaron fue la Iglesia Católica. Entonces, las celebraciones litúrgicas continuaron celebrándose.
Berdúo recordó que había cuatro vicarías, Candelaria, San José, San Sebastián y Los Remedios.
Agregó que en 1799, la audiencia reconoció el derecho de los vecinos que no se trasladan para ser dirigidos por el ayuntamiento y se nombró uno nuevo, y a partir de entonces se empezó a denominar a la ciudad Antigua Guatemala.
“Durante los 467 años que la ciudad lleva de estar asentada en el Valle de Panchoy, siempre ha estado poblado y, por consiguiente, se mantiene sin interrumpir sus expresiones populares de religiosidad, como la Cuaresma”, aseveró el cronista.
Como evidencia expuso que la actual Hermandad de Jesús Nazareno de la Merced de Antigua Guatemala se deriva de la cofradía de San Jerónimo, la cual fue fundada en 1675.
De 1760 a 1770 se fundó la Cofradía de la Preciosa Sangre, en el templo de la Escuela de Cristo, antecesora de la actual Hermandad del Señor Sepultado.

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